Espérame, espérame pequeño perro dónde quiera que estés, sé que aguardarás a que yo llegue, en algún momento, algún día, para que entonces, las lágrimas que brotaron por tu partida se las lleve el olvido y con tus travesuras, de nuevo me hagas sonreír.
Sé que aguardarás con esa triste paciencia infinita que siempre tuviste cuando me ausentaba, pero que, al atravesar la puerta, la tornabas en infinita alegría con tu pequeña cola meneando al viento, y corrías y dabas vueltas en circulo y hacías sonar tus pequeños ladridos de alegría.
Sé que ya estás esperando, aguardando a que podamos echarnos juntos a la sombra y no hacer nada, sólo mirar al horizonte, y ver como cae el sol para dar paso a la noche. Por lo pronto, tengo preparada una pelota, para que, si vienes en sueños, podamos jugar como te solía gustar.
Dónde sea que estés, dónde sea que yo esté, yo estoy contigo y sé que tú estás conmigo. Sé que me estarás esperando para que, juntos, crucemos el río que nos llevará al Mictlán, y recorreremos infinitos campos de pequeñas flores, como lo solíamos hacer.