El sufrimiento como naturaleza.
Dulzura miserable dentro de carne.
Todo prólogo construido en cada herida,
ficción, realidad, azul marino,
arcoíris para ciegos, una dimensión.
En la aguja que derrama cada masacre:
Primero, la metafísica,
luego la física, mero materialismo, dilatado,
para luego el abstracto del yo, y la muerte inútil.
En un vacío de lenguaje,
de ingeniería de sensaciones,
de enfermedades mentales:
La naturaleza como condena.
Bendito infierno.