Era un Samurái raro, era extrovertido,
manejaba la espada como nadie,
y luchaba, luchaba siempre hasta la muerte,
pero con el tiempo fue cambiando.
Empezó a oler las flores de la vida,
los amaneceres de la madre Naturaleza,
empezó a pensar más en la defensa,
nunca, nunca en un injustificado ataque.
Era un Samurái como todos,
con un infinito dominio de su tiempo,
con una tristeza en el estudio del destino,
un impenitente enamorado del código ético.
Era un Samurái terrible y único,
porque volaba como las mariposas,
pero atacaba como las avispas,
vivía siempre entre flores y equilibrio.
Este Samurái es un amigo mio,
un tipo que no entiende de solsticio,
siempre habla de continuo crecimiento,
este año espero que..en nuestra lucha el destino nos ayude.
Yo no le engaño, le prevengo,
yo voy a luchar como siempre,
hasta la muerte, hasta mi agotamiento,
pero si el me gana, al menos ganara mi amigo.