Por la montaña hay caminos
ríos de picos andinos,
que se convierten en lagos.
El edén es demasiado
tiene en su ruta destinos,
prados de paisajes mágicos.
El manatí huye del sol,
porque le quema su espalda
cuando cae el arrebol
se pasea por la playa.
Se pasea por la playa
sin pasarse de la raya
se esconde del pescador,
que su hábitat conquistó,
quiere romper su atarraya.
La nave del “pensador”
sigue en aguas cristalinas.
Busca en las luces de un rayo
borrar sus densas neblinas,
que lo salven del malvado.
¡Qué lo salven del malvado…!
para no estarse varado
en la orilla se horroriza,
donde expondría su vida
no quiere verse enjaulado.
Huyendo de la conquista
se marcha hacia el horizonte.
La gran natura sustenta
el suculento simbionte
quitando su inapetencia.