Ella, la de las lindas trenzas
terrible diosa de la vanidad,
pasea su carro triunfal
por el amor sutil prohibido
Ella, la del corpiño, enjuto,
la del deseo estrambótico y sereno,
la del huraño deseo mortal,
gime, sus lascivos deseos de cristal.
Ella me ama, sí, con amor frugal,
con deseo errante y desigual,
con besos de fuego sacramental
a su propia experiencia documental.
Yo, no amo su figura espectral,
ni su cólera demoníaca sexual.
Solo amo su relación exponencial
fuera de esta ansiado mundo terrenal.