Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Federico García Lorca.
El amor me abrió las rejas
para llegar a tu alcoba,
sobre un edredón caoba
el verde bajo tus cejas.
Tus pupilas candilejas,
me daban la enhorabuena.
De aquella tarde serena,
de recordar, no me canso,
la llené en puro remanso.
SUCIA DE BESOS Y ARENA.
Nos fuimos hacia el arroyo,
quise escuchar sus gemidos.
Dentro del bosque perdidos
en su limo, marqué un hoyo.
Recibimos el apoyo,
que nos deparó el estío,
y con gotas del rocío
mucho nos fuimos queriendo.
Cuando el sol se iba poniendo
YO ME LA LLEVÉ DEL RÍO.
Las luciérnagas curiosas
seguían guiando el camino
y un rayo de luna vino
a darle color de rosas.
Entre las horas lluviosas
los helechos se tendían
y las hortensias prendían
el perfume de la noche.
Dos cuerpos de aquel derroche
CON EL AIRE SE BATÍAN.
Con las llaves del amor
abrí las puertas del nido.
Iba el deseo escondido
pero sin ningún pudor,
asomándose el albor
ambos sentimos delirios.
Se absortaron cuatro cirios,
cautivos de la pasión.
Traspasando el corazón,
LAS ESPADAS DE LOS LIRIOS.