En las nubes he encontrado
tu cabellera pintada,
y se nubló mi mirada,
al recordar lo pasado;
porque nunca te he olvidado,
eres la imagen sagrada,
esa mujer adorada
que el corazón me ha robado;
y aunque te encuentras ausente
sigues siendo la primera:
sutil luz siempre presente,
dulce emoción tan sincera,
llama de amor tan ardiente
antorcha inmortal y eterna...