Cuando el nuevo día
aún no abraza...
a la alborada triste,
y la noche alada
en sus rosales se recrea,
la muda tristeza
de mi corazón de grana...
deshoja la espera
de lirio y mentira,
y es tan grande
la esperanza mía...
que todos las bocas
aún sin sus espinas,
parecen manzanas...
en campos de albura
sin rastro de heridas.
Y en el pecho ajado
de mi corazón punzante
se anuncian triunfantes
rocíos lejanos...
en pardos tejados,
desnudos
de amantes.