Y mírame aquí, un tanto loco
deprimido y con ínfulas de escritor,
mirando la orilla del abismo sin decidir si saltar o no.
Era de esperarse, no sucede siempre,
pequeños intervalos en dónde mis trucos para soportar la soledad dejan de ser útiles.
Me encuentro en una dicotomía que es inusual,
tu presencia está lejos, pero te siento tan cerca,
como si al abrir los ojos y voltear la cabeza te fuese a encontrar recostada en la almohada,
mi brazo se amartigua y se moja,
mi ojos se inundan de recuerdos,
voy al armario y tu ropa no está,
dime que es una pesadilla de la cual no despierto,
si tan solo me provocaras un pellizco para saber si estoy en una fantasía o es la realidad.