Tú y yo…
en pocas estaciones
nos desconoceremos del todo.
Pasarán un par de festividades
para que comience a esforzarme
por hallar en mi memoria tu rostro.
Me extrañará no recordar nítidamente
tu voz, tu risa, tu índole, tu prestancia.
Lo que nunca se borrará
es lo que sobrevino conmigo
en las fugaces horas de la pasión
en el esplendente ciclo del amor y
en el extenso tiempo de la expiación.
Artesano de mi corazón
jardinero de mis entrañas
pasajero fugaz y feroz de mi vida:
aquí quedaron semillas y flores,
rocíos, brisas y soles… no.
Daba lo mismo tu contrariedad y tu lastre
daba igual de donde viniste y a donde ibas
incluso lo más trascendente para mi alma:
si de verdad, de cero a infinito me amaste,
al concluir este siglo, será solo un detalle.
Después de tanto, de poco y de nada
subiremos ambos por la ruta del aire
sin una mísera razón que nos imante.
Te deseo lo grato, te deseo lo mejor,
te deseo olvidarme como lo hago yo:
sin conflictos, sin penas, sin rencor.
Te deseo un gran ascenso y maravilloso viaje.
Con mi alma, deseo en ti, la mirada de Dios.
Cada quien con su pecado.
Cada quien con su oración.
Será como cuando nacimos
en que no nos conocíamos…
¿O sí…?
.
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P-Car
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Paty Carvajal-Chile
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