Cuando la lluvia
se nos viste de amapola,
y entre infinitos trigos...
las azucenas castas
de deseo se aventan,
rosas tempranas
sueñan con la aurora...
sobre la enmarañada lira
de su aliento,
y es su boca
rosa temprana...
jugosa manzana
que en su deseo
llamea,
la mirada de fuego
apenas un instante
se nos desmerece...
en el verano aleve
de su avariento beso.