Mis dedos tiemblan al escribir sobre ti, un nudo en la garganta amenaza con ahogarme y los latidos de mi corazón son más fuertes cada vez y es que no puedo evitar sentirme morir ante esta realidad.
La realidad inminente de que ya no estas entre los vivos... son tus palabras las que resuenan en mi cabeza una y otra vez, son tus ojos claros enternecedores en los que amaba mirarme.
Tus cabellos blancos y tu cara arrugada me hacían entender que mi juventud no sería eterna, tu risa y anécdotas de tu vida eran como un himno para mi, papá, tus silencios prolongados, tu quejas y berrinches, tus consejos y tus muestras de afecto, son eso que nunca lograré superar.
Por qué el creador no hizo una excepción contigo y prolongó tu risa, tus cuidados y tu presencia por un poco más de tiempo?
Acaso existirá un medicamento para este dolor?
Estás descansando? Estas bien?
Papá, mi viejo, abuelo querido.... gracias por luchar hasta la muerte.
En tu honor Papá
M. B. G.