Cansada de esperar
ya me voy por la mañana,
me tomo el tren a Toronto
con la valija en la mano,
me las tomo tan de pronto
que nadie que a mí me vea
diría que me escapé
sin permiso de la cueva.
Cansada de lamentar
me estrujo el mundo de penas,
me voy para Barranquilla
a ver si veo un caimán
que se coma la melena
de algún león atrevido
que se tragó a una ballena.