David Arthur

La brisa recurrente de la sensibilidad

 

 

Serenidad

reinaba aquí en la luz de la tarde,

era la hora que ella valoraba,

a sentir y mirar hacia los árboles,

sus colores de otoño espejeados

en la tranquilidad del lago

 

Sus ojos

reflejaban su calma interna,

no lacrimosos como en años pasados,

cuando cuchillos despiadados

penetraban maliciosamente,

manchando su alma de luto

en un rojo sanguíneo,

mientras el encanto de octubre ,

mucho a su desazón,

cabizbajo y desatendido permaneció

 

Paulatinamente

se hace la paz con ella mismo,

una cicatriz aún se queda, sin embargo

de una  desiderata es consciente,

la alegría para compartir los placeres simples,

la invitación a tomar una copa de vino ,

un vestido nuevo imprescindible,

yemas del dedo extendidas, acariciadas

por la brisa recurrente de la sensibilidad

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La foto propia