A ANTONIO MUÑOZCANO ETERNOD
Hoy es un día muy triste,
no por el repiquetear de
las campanas en el camposanto,
ni por el dolor que sigue saltando
de mata en mata.
Es porque ha partido,
el último de los hermanos
que hizo de la amistad
una virtud y que la convirtió
en algo que parecía irreal.
Con él se desvaneció
el sufrimiento, la fortaleza,
la esperanza, lo digno,
sólo nos dejó un ejemplo
de que por estos
lugares pasó alguien
que se llamó, amigo.