Un día desperté contigo,
con mi piel sudada por tu piel
con las pupilas dilatadas de placer
con mi cuerpo respirando libertad
con mi pelo enredado entre tus dedos
con mis sueños reposando en tu almohada
con olor a ti dentro de mi ser.
Al día siguiente desperté sin ti,
con la piel arrugada de dolor
con las pupilas rasgadas de llorar
con mi cuerpo cansado de pensarte
con mi pelo confundido con la cama
con mis sueños gastados sin futuro
con olor a soledad.