En su alcoba la princesa una noche soñaba. Que llegaba a un lugar precioso. De la mano la llevaban.
Era un caballero quien la escoltaba.
Ella se sentía segura, la protección no le faltaba.
En aquellos ojos ella se perdía.
Atención ya no ponía en las palabras de él. Solo se dejaba llevar por su voz, que parecía melodía.
Enamorada estaba, de eso ninguna duda cabía.
Y ella soñaba ... Ella imaginaba.
Un beso de esos labios pedía.
Y estar entre esos brazos su cuerpo ya necesitaba.
Los rayos del sol iluminaban la piel del caballero. Y el corazón de ella, fuerte palpitaba.
No! No podía más!
Casi de amor se sentía desfallecer.
Oh ángeles del cielo! Ayudenla, que está a punto de caer.
Ella se detiene.
Él la mira.
Ella con sus ojos desbordando ternura y amor contemplan ese rostro varonil y hermoso.
Él se da cuenta. No sabe qué hacer.
Ella mira de él sus labios.
Entonces la flecha da en el blanco.
Y él ... Él abraza a la princesa.
La besa ... La besa.
Y ella ... Oh! Princesa.
Princesa y mujer es.
Enamorada.
Feliz.
Extasiada.
En un sueño.
En su alcoba.
Despierta.
Y dice: oh! Solo fue un sueño.
Un sueño ...
O quizás fue realidad.
Sólo ella y el cabellero lo sabrán.