Arrebatadamente
en ansias de mirarte
enciendo
la llama de mi pecho.
A mis sentidos,
reclinada tu belleza
en terciopelo,
relumbra
mirándote
-rica y encendida mirada-
el esplendor que tus senos ocultan:
agitado mar de mieles gustosas,
que abrasa a mi amor que te mira.
De tu beldad me siento lleno,
y te arrulla mi amor
entre los brazos.
El aire juega con tus rizos,
cantares
se me irán a tus sueños,
la floresta susurra
y yo te velo..
No se hartan mis ojos de verte.
Dios te hizo hermosa
-no podía por menos-.
A tus oídos van mis versos
en la copa del amor
que os tengo.
Dechado de fe,esencias
de nardo en ti derramo.
¿Qué he de hacer,si el alma te adora?
Te mezo y canto
cual niño que amamantan
en esta hora distante
desde esta mi distancia
entre mares que se levantan...
(Salvador)