No soy Eris

Estrellas

 

Alzo la vista a la inmensidad del espacio
observando atentamente las estrellas.

¿Qué pensarán ellas de este ser,
que casi inerte y anonadado
las vigila con tanto ahínco?
Puede que tal vez ahí arriba se
halle un mundo idílico.

Siento el frío en mi piel,
me consume hasta los huesos.
También a su vez me llega la calidez de esas estrellas
que brillan en paz en el amplio firmamento
ignorando los fragmentos de las almas consumidas e insignificantes
que vivimos en tormento.

Nos regalan tenue luz crepuscular,
para inspirarnos con su belleza,
para llenarnos, con leve tristeza
para darnos fuerza y que no dejemos de batallar contra la dureza que la vida acarrea.