Los días traen recuerdos de viejas condenas,
Murmullos que te dicen quién eres más allá de la agonía,
El delirio que ocultas tras miles de mascarás,
Revelados en cada palabra que brota,
Desde lo más oculto del inconsciente,
Deteniendo el embrujo del tiempo,
Dibujando en el aire sonrisas sin aliento,
Si cierras los ojos he intentas verme ahí,
El viento susurrará mi nombre.
El frío como el cáncer recorrerá tu cuerpo,
Las telarañas del ayer a ti claman,
Y reclaman un insignificante suspiro,
Que alimente mi alma errante,
Azotada por la distancia y el olvido,
En algún tiempo volveremos a sonreír,
Prometer no llorar jamás,
Aunque las lágrimas sean inevitables casi instantáneamente,
Cadenas de cristal que no se rompen,
Por más golpes que reciben,
Empujándote a tu cruel final.