Entristecidos,
los días del otoño,
se ofrecen grises.
Pero no importa,
conservan la alegría
y los colores.
Los tonos únicos,
de infinita pureza,
nos enamoran.
Ellos destacan
el cuadro del artista:
\"naturaleza\".
En nuestros ojos
descargan equilibrio,
serenidad.
Es el otoño,
te dicen, susurrando,
los caracoles.
Ellos caminan,
van con su casa, a cuestas,
bajo la lluvia.
También nosotros
andamos, con el alma
en las mochilas.
Por eso mismo,
los días del otoño
son diferentes.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/20
Hoy, las mariposas, se han detenido, otra vez, en estos días grises y tristes del otoño para ver en ellos ese algo \"diferente\" que les hace tan peculiares. Y sí, han visto algunos detalles, quizás insignificantes, en los que los caracoles y lumiagos se estiran por los caminos y carreteras con el consiguiente peligro de ser atropellados, pero están ahí, en ese cuadro inmenso y fabuloso de la naturaleza que nos rodea y que se asoma a cada paso para saludarnos e invitarnos a participar del otoño y sacarnos de una incipiente tristeza al ver los colores, los guiños que estas semanas tienen y se ofrecen a nuestros ojos.