Laideliz Herrera Laza

De pobrezas

 

Déjame ser pobre,
beberme la sal hasta cocinarme,
vestir harapos,
mis pies tocando la tierra,
recordarme a cada rato:
¡No levites!
Mirarte desde abajo,
verte alto,
escucharte alto,
y poder arrodillarme
para darte mi consuelo
cuando caigas.