Sufre el sol por la Luna
los separan sus destinos
nunca juntos podrán estar
pues esos eran sus caminos
el haberse conocido
y nunca poderse amar.
El Sol llora de amargura
a su amada no puede estrechar
darle calor con sus rayos
verla de frente, a los ojos
solo unos escasos minutos
de madrugada la puede admirar.
Este es su cruel destino
y lo debe de aceptar
amar a la Luna como un loco
pero a su lado, no estará jamás.
La Luna tiene a las estrellas
que le hace compañía
más el Sol en soledad acepta
seguir viviendo su agonía.
Más el Sol se ha dado cuenta
que la Luna es dichosa
pues los rayos que el emana
le permiten ser tan brillosa.
Es la luz de su cariño
es que siente su calor
y la Luna bien lo sabe
que ella brilla, por amor.