A OMAIRA SANTROPEL DEL PUEBLO (EPITAFIO)
Tu sonrisa tan blanca como cascada de agua cristalina
Tus ojos color miel picarones, siempre con tu mirada brillante
Tú, una luz preciosa que invadía cada recinto que habitabas
Y tus palabras amables y chistes salían con tu acento grave
Como lograbas alegrarnos con tus comentarios y tus chanzas
Con cada acción, tu carcajada fue caricia suave que prodigaste
Alegre muchacha cantarina, así de fácil, de miles, te hacías amiga
Irradiando y repartiendo amor por donde quieras que caminaste
Amiga de todos, sonrisa abierta, tus pies listos para el baile
Compañía de cuántas fiestas, risas y el goce de tus cuentos
Nunca de ti se obtuvo un no quiero, no conocimos un desaire
En ti hallábamos compromiso, amistad en nuestros encuentros
Te fuiste apenas sin despedirte en medio de tu dolor
Con tus ojos color miel apagándose elevados hacia el cielo
Sin entender aún la decisión que había tomado el creador
De llevarte a otra dimensión dejándonos tristes sin consuelo
Allá en esa transición de lo terreno a la paz de lo eterno
Tus venas deben estar a reventar por ese, tu corazón bueno
Y tus palabras en nuestro recuerdo mil veces pronunciamos
Mientras tus pies vuelan en lo etéreo, nosotros te extrañamos
Te extraño amiga, querida prima del alma, mi familia eras
San tropel del pueblo, de nuestro amado pueblo mi Manzanares
Allí llegamos un día de esta vida, amamos el abrazo que nos dieras
formamos lazos, hicimos historia, y divisamos sus amaneceres
Extraño tanto como nos llamabas mi querida prima del alma
Allí en tu cielo azul cerquita del creador, apuesto que nos miras
Con tu risa contagiosa reirán los ángeles que hoy te acompañan
El tiempo nos irá acercando a donde yaces mi prima amada
DOMOTA