¿Por qué tan triste tú, tan decaída,
tan fea vistes? ¿Por qué a mi mano
vas a parar siempre como un gusano?
¿Por qué te vuelves gigante homicida
si una página de amor ves? Una corrida
de lágrimas eres, no más. Tan cercano
te siento, como yo veo tan lejano
el verano en aguas de tormentas sacudida.
Si yo pudiese al menos una vez adentrarte
en medio de la selva virgen, no verte
durante largo tiempo; que luego truene
y llueva en ese bosque, para que me harte
de suspirar de dicha, hasta de nuevo tenerte
a mi lado, para alegría de mí, pena.
(16-JULIO-2000)