Otoño y primavera nuestras vidas,
a que te adore tanto me convidas.
Como árbol milenario sempiterno,
por haber soportado tanto invierno,
es clásico mi entorno, no es moderno,
lo malo de lo bueno lo discierno.
Entre miles de flores contempladas,
me invaden de ternura tus miradas.
Mi ocaso entre las mieles consolidas,
en medio de tu amor tan dulce y tierno,
conformas un hermoso cuento de hadas.
Cuando sea un invierno, tu un verano,
que el amor nos conserve de la mano.
Coronada mi vida con tu esencia,
quiero verte feliz en mi presencia,
siento que aún me queda resistencia,
para llenar de gloria tu existencia.
Tu vida para mí llegó del cielo,
que no te imaginaba lo revelo.
El amor que te tengo puro y sano,
cumpliendo tus anhelos con paciencia,
me lleno enormemente de consuelo.