Elizabeth Maldonado Manzanero

Desgana

Sujetada a un recuerdo, hoy decido: aquí me quedo,

arrancando del corazón las flores de la primavera.

con el tintero de la felicidad a penas abierto, pero vacía

de la tinta exquisita para escribir otra historia,

otro mundo interior no tan complejo,no, ya no deseo.

Por favor no busques más el cansancio de disipar la vida

 y dañar a los que estamos por ventura, más que muertos.

La alegría, la fe o la esperanza no son eternas y en mi tumba

no las encontrarás, no te desgastes buscando en ella

nada tengo y nada hay que te pertenezca.

No concedo derechos sobre los precintos de mi mente

no deseo peso alguno sobre mis cansados huesos

que no sean más que las piedra hiertas de mis sueños

No, no quiero más tus miedos revestidos de terciopelo

no, ya no deseo que me vistas o me condenes con ellos,

Déjame dormir tranquila el sueño de estar viva,

no me desveles ni con el aleteo  tenue de tus ojos

ni con el ruido desquiciando de tus pensamientos

rehuyo el mundo qué ofertas de cristales rotos

ese en el que se convirtieron las palabras al llegar a mis oídos.

Es tiempo de detener la marcha, mirar de frente los luceros

y permitirle a los gusanos, hilar con mi tez, tela nueva

no he de reñir más el signo del amor puesto que no existe.