El amarte como te amo,
ha sido toda una odisea.
Yo soy la que te llamo
y, eso, su dolor acarrea.
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Ya no puedo a ti quererte,
cómo es preciso querer.
Quiero que Dios me liberte
de este extraño padecer.
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Ya no me sirve ese amor
que me da tanto dolor.
Quiero ponerle un color
antes que se deshoje la flor.
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Yo no me arriendo ganancia,
si de ti continuo enamorada,
Me llega sólo la fragancia
de las flores ya sembradas.
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Ya lo he pensado y, en serio,
mejor me voy para otro lado.
Es mucho lo que he llorado.
Porque, es oscuro tu misterio.
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Todo el cariño que te tengo
lo pondré en las manos de Dios.
Él sabrá sí es que lo mantengo
o sí, debo, al fín, decir adiós.
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Con mis extrañas miradas,
con esas mismas saldré
y mil estrofas cantadas,
así, con mí alegría me iré.
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¡Yo no me puedo quedar,
donde no se quiera amar!