La vida te golpea,
y tú te levantas.
No te da sociego,
ni tú le das tregua.
Por cada golpe que recibes, devuelves una sonrisa.
La vida te sacude, te enamora, te desarma, te sorprende, te reconstruye, te abraza y te abandona, te mira de frente,
y tú le sostienes la mirada.
La vida te arrincona y entonces...como siempre,
tu sonriendo...
le muestras tus alas.