Hoy quiero elevar mi voz al infinito,
pido me asistan mis seres ancestrales,
quiero que invadan el suelo en el que habito
y limpien de desidia los fangales.
Ya hemos regado con lágrimas la tierra,
hemos bañado de sangre nuestras casas
hemos perdido tanto amor en cada guerra
y arrojado nuestros sueños a las brasas.
Es tiempo de que escuchen nuestras voces
que hablan de libertad, no de violencia,
que condenan las disputas y los roces
que nos sumen en el odio y la incoherencia.
Quiero gritar por mí, porque en mi canto,
están los cantos de todas las mujeres,
el de aquellas que bendicen con su llanto
y sofocan en silencio padeceres.
Están las voces de sabias y guerreras
que nos guían, con firmeza, en el camino,
y el de aquellas que sostienen sus quimeras
tratando de torcer su cruel destino.
Quiero cambiar los rumbos de esta historia,
ver cada fémina brillando en su presente;
por eso grito por mí, por mi memoria
y por los llantos ahogados de mi gente