No sabes lo doloroso que fue para mí el olvidarme de mis sueños, y de ellos el mayor eras tú, pero sentí que no podía forzar una amistad y mucho menos un amor inexistente.
Claro que ame tu sonrisa, no me fui por qué no me hechizara, sino por qué no era yo quien la producía, ni era yo quien hacía que tus ojos brillarán y tus pupilas se dilataran con tan solo voltear y verme.
Y nada quería yo más que seguir viéndote día a día, cuando de por sí ya era un milagro que hallamos coincidido de nuevo después de aquel día en el parque, pero que puedo decir, el destino a veces te favorece para decir al final que las cosas no serán como las deseamos y así me paso contigo.
Renuncié a ti, para que tú seas feliz y francamente nunca crei que el verme con alguien más te llegaría a producir celos, pero juntos descubrimos que si.
Descubrimos que nos lastimabamos al llamarnos \"amigos\", descubrimos que un simple \"hola\" se puede volver el mensaje más esperado del día, y también el primer mensaje de cada amanecer.
Aprendimos que puedes acostumbrarte tanto a una ti mismo.
Como tú y yo nos volvimos parte el uno del otro en tan solo cuestión de días hablando de nosotros por largas horas, y por extraño que parezca todos los pendientes se volvían menos importantes y los problemas más llevaderos cuando me decías \"todo estará bien\" aún si en ocasiones tu mismo no lo creías.
Te acuerdas...(?)
Los juegos, valla...
Que tonto era, pero que divertudo fue reírme contigo cosas cotidianas que jamás hubiera notado de no ser por ti, te seré muy sincera, esa amistad no quice perderla, por qué sabía que era más que una amistad para los dos y lo supimos más pronto de lo que nosotros mismos hubiéramos creído y que divertido fue el desobedecer reglas para vernos y comer juntos, aún si eso era en horario de clase o cualquier otra cosas.
y que a pesar de ello en ocasiones teníamos que hablar más seriamente sobre la palabra \"Nosotros\" pudiera arruinarlo, pero poco a poco parecía que ese miedo desaparecía y como no...
Si huía con la fuerza de nuestra alegria.
Aún recuerdo la primera vez que me dijiste que habías soñado conmigo y no lo creí, por qué el sueño que yo tuve al verte se materializaba de una forma que no entendía y te soy sincera todos los días tenía que solo fuera un sueño, y le pedía a Dios que si era así, nunca me dejara despertar, ya que preferiría mil veces soñar una vez contigo aunque fuera mi último sueño a despertar y tener una larga y prospera vida en la que lo único que me falte seas tú.