Vuelves la mirada bruscamente
y tus ojos se clavan en mis pupilas
como dos filosas dagas
que se descargan una y otra vez
en el fondo de mí corazón
apresurado en su palpitar,
al verte tan cercana
y no poderte hablar;
Cuál será tu nombre
rubia del amanecer,
tus cabellos dorados
espigas del trigal,
cuanto misterio reflejas
al llegar el anochecer,
que las estrellas y la
luna recorren el universo
para poderte comprender;
Quisiera saber de ti
rubia del amanecer,
eres como una golondrina
que me hace estremecer,
observo el agitar de tu cuerpo
y me embriago con tu ser;
Hoy corro hacia tus brazos
golondrina hermosa realidad,
te aprisiono contra mi cuerpo
y te acaricio sin descansar
para así tenerte por siempre
y no dejarte escapar.