Tras la quietud de la noche existimos
en los suspiros del amor no correspondido, existimos
estamos tras y durante la tormenta
estamos en todo, nada se escapa de nuestra pluma.
Grabamos en la piel del mundo nuestra huella
haciendo uso del poder de la palabra,
encontramos la belleza y la hacemos nuestra
para luego ofrecerla a ustedes en nuestros versos.
Somos el humo del adicto al tabaco
pues danzamos en el filo de la muerte,
somos las palabras jamás dichas en su momento,
el vago arrepentimiento del adulto.
Somos los que habitan en la inquietud de la noche
nosotros, los noctámbulos, somos los que existimos,
los que persiguen el oasis, el lugar, el momento,
ese que solo la noche nos sabe brindar, Somos.