juanestrada

VOZ

Mi  poema,

hecho de pausas y silencios,

escarba en  el ritmo secreto   

de esa lluvia

que hacía  pedazos la noche

contra el techo de zinc

mientras el mar tumultuoso

se destrozaba  contra la

oscura arena  del Pacífico,

inundado y hecho trizas

bajo el fuego de los relámpagos;

veinte años ya

que este poema

busca el ritmo  de su cuerpo

que temblaba a mi lado,

no sé si por la tormenta

o por el presentimiento

de algún nefasto sino que hoy,

ya para qué,

toma forma en este cuerpo

que se inclina  cansado

ante la tarde.