Soy cuidador de un simple valle
muy pequeño,
Norteño,
diminuta nave espacial
rodeada de agresivos asterorides
de trigo, maíz y soja,
transgénicos,
que fagocitan
herbicidas, plagicidas, morticidas,
nada vivo natural soportan
sin que el hombre,
engreído dios mortal,
manipule y transmute
en rica mercancía muerta.
Nave pequeña la mía,
Flota o navega
Sola,
pletórica de vida trascendente:
aquí una laboriosa hormiga,
allí un brioso potrillo zaino,
carnosos higos rojiverdes
en aquella higuera enana,
y en ése tala gris,
de gruesa y áspera corteza,
entre loras y espinas secas,
dulce y cálido trinar
del jilguero cantor
que calla en la noche y mira,
somnoliento,
a tuquitos y luciérnagas
compitiendo por brillar.
¡Qué no decir de mis 300 nogales!
(Infranqueables murallones
de aguas bravas desatadas).
Nave pequeña la mía,
Libre burbuja cercada.