Matias 01

Cortejo triste

Te arrimas a la pobreza, conservando

tu corazón mientras suspiras,

te arrimas al viejo árbol,

como una ternera cantándole

al follaje verde;

¡En tantos lugares estás..!

Junto al agua cristalina

y en el aire como las palomas,

con esa diminuta luz que lleva un brillo intenso

y hace volar a las mariposas

alrededor de tu cintura;

En cada sombra serpea la luz de tus ojos

como ciervos del cielo

que vuelven hacia los parpados grises

donde maduran las penas.

 

Quien te hizo del dulce barro: ¡Sabía!

Quien te dejó el fuego en las venas:

¡Te quería!

Quien se arrimó a ti: ¡Te necesitaba!

Cobíjalo flor del alma, con tu cabellera

de amapola,

enséñale el camino con tus pies de fruta

que sonríe…

¡Aléjalo con tus manos -de ángel ardiendo-

de cada sombra hostil que siempre

llegan del ayer!

Habítalo con tu abdomen, allí donde convulsiona

el aire frío y florecen

la tibias voces que hacen renacer a mi tristeza.