Atravesó la serenidad de mi existencia,
se pasea por las comisuras cavernosas,
de esta desconsolada mortal.
Ha desfallecido mi espíritu,
ráfagas de locura embelesan mi sensatez,
impávida me mantengo ante su estampa,
contemplando la naturaleza de su forma;
su oscuridad sujeta mi esperanza, ahoga mi fe.
Calculados son los pasos que he logrado recorrer,
disfrazando mi sombra,
en la membrana de acobardamiento,
en la que ahora he de permanecer.