Lo nuestro fue romance, romance sin sentido,
un río sin corriente, un pájaro sin nido;
canción sin melodía, sonata sin violines,
un cielo sin estrellas, vergel sin sus jazmines.
Tuvimos un idilio, de amor desvanecido,
igual que un horizonte de triste colorido;
vivimos un ensueño, sin luz, sin arlequines;
orgías sin deseos, sin gaitas ni flautines.
Murió silentemente sin penas y sin gloria,
flotando en los acordes, de un verso sin memoria,
que vibra sin sonidos, sin soles, sin estelas.
Y fuimos pasajeros de un tren que no corría,
soñando con el sueño de atroz melancolía,
mirando se apagaban las luces de las velas.
Autor: Aníbal Rodríguez.