Dos mundos vuelven a reencontrarse después de tantas décadas y años luz a la distancia, en un mismo cosmos.
La humeda luna desciende desde mi boca hasta llegar a mi cuello...
Decaído en su efecto psicodélico, creó ver en sus ojos una infinidad de estrellas brillando entorno a la oscuridad que nos resguarda.
Nos invadimos uno al otro como extraterrestres a nuestros espacios terrestres.
Yo voy buscando vida en tu piel febril y tu rasgando la curvatura de mi espalda buscando alas para evidenciar si soy un angel o un demonio, el que invadió tu atmósfera
Nos quedamos sin oxígeno en cada orgasmo. Nos miramos a nosotros mismos como dos diferentes astros colisionando elementos y formando átomos en cada caricia para formar de la nada nueva vida.
Colonizamos nuestros planetas, hicimos de la oscuridad un refugió de las estrellas fugaces.
Fumos las primeras aves rapaces capaces de rasgar el firmamento, hacer que broten flores en tu tierra fértil.
Fuimos los padres de la humanidad.
(Es como surge la duda
¿Quien nos creo?
Ni idea...)
¿Cual es nuestro propósito?
Amarnos antes que el amanecer del próximo día nos delate.
Late con fulgor tu corazón, necesitábamos del calor del otro para subsistir del frío del nitrógeno hacer del carbono el fuego eterno que reaviva la llama de una pasión histórica .
Ya no le tememos al vacío del cosmos, tampoco a los agujeros negros que absorban nuestras luces.
Ambos nos perdimos en el universo infinito del otro buscando vida en estos planetas desérticos terminamos en el séptimo día...