Parto al trabajo como cualquier día,
me impiden el paso entre confusión,
¡Sirenas! ¿qué ocurre en esta estación?
Horrores y muerte, el alma se enfría.
Estremecido por quejas baldías,
ojos acuosos, rasgada emoción,
plegarias al cielo en una oración
por los que han quedado en aquellas vías.
Suena la bomba que al grito silencia
y la multitud respetando el duelo
levanta la voz clamando decencia.
Palomas de la paz se alzan al vuelo
un once de marzo que honra la esencia
de aquellos que en tren partieron al cielo.