Raul Gonzaga

Mi luna eterna de miel

 

Al regresar a mi casa
yo me recosté un instante,
y en mis ensueños llegaste
y me arrebataste el alma;

me convertí en una llama
y con pasión pude amarte.
por fin pude regalarme
dulce ambrosía que embriaga;

alcancé rápidamente
el más excelso placer,
tanto yo pude quererte

que mi agonía se fue;
eres ayer, hoy y siempre
mi luna eterna de miel...