Campos en plena floración,
Embellecidos por cientos de colores.
Revoloteantes mariposas en busca de su néctar vital.
Abejas cosechando y dando vida.
Apartada entre las miles.
Una rosa se aferra a la vida.
Rosa rojo óxido ya, por el paso del tiempo
Sus pétalos adheridos por un simple milagro.
Abrazados por ella que no les quiere soltar.
No hay alas volando a su derredor.
Ya no hay mucho que pueda dar.
¡Oh! Hermoso poeta que te has dado cuenta de su sufrir.
Y has plasmado su belleza en tu escrito de amor.
Habrías de tomarle en tus manos e inmortalizar la en físico.
Pará mí no hay cosa más bella que verle expirar y crear historias en mi cabeza, sobre lo que en su tiempo os pudo inspirar.
No le cortes y deseches por favor, no.
No le heches al olvido por favor, no.
Has de un pétalo caído, un bello separador.
Y aunque el tallo quede sólo guardarle con ahínco, por lo que alguna vez formó.
Pobre rosa ya marchita que nadie osa admirar.
Quién dijo que en el deceso no hay belleza que esperar.
Yo aún guardo aquella primera rosa que recibí de chica.
Y aunque solo sea un tallo seco, la silueta se grabó en aquel libro.
Recuerdo de su belleza y colorido.
Y por supuesto del amor que hoy ya marchito, alguna vez fué tan vivo y sentido como mi rosa marchita del libro.
Nadmoon