Hoy se terminó el amor,
y yo queriéndote tanto.
Frente al parque de una iglesia,
fue allí donde feneció.
Y juntos fuimos andando,
tal y como dos extraños,
sin tomarnos de las manos
apreciando el suelo tristes.
Estando los dos tan cerca
nos sentía tan lejanos.
Tal y como dos estrellas,
como esas que siempre brillan.
Y mi ilusión fue muriendo
con cada paso que dábamos.
Y mi mente se rompía
al pensar que iba a olvidarte.
Y en la puerta de la clase,
fue allí donde te dejé.
Y regresé al mismo parque,
ese en donde te tomé.
Y hoy regreso a aquel lugar
a sentarme sin saberlo.
Y aunque haya pasado tiempo
aún te sigo queriendo.
Tomando las margaritas,
observando al verde pasto,
recuerdo tus ojos finos
mirando fijo a los míos.
Aquel cariño lo anhelo,
cada día más y más.
Pues fue tan puro y sincero,
fue eso lo que pude dar.