A pesar del camino recorrido,
de baldosa negra, y triste paso,
supe beber vientos del norte,
sin sembrar tempestades...
Del íntimo dolor fui compaña
procesionando hacia ninguna parte,
y envolví en mi seno las tristezas,
en arrullo de bienvenida.
Acepté uno a uno los demonios,
que robaron cada uno de mis sueños,
mis rodillas nunca rindieron suelo ,
ni quisieron desandar senda alguna.
Sin huir jamás de lo que venga,
afrontaré firmemente el desafío,
pues defiendo a fe ciega mi destino ,
Y de mi alma ,yo soy dueña.
Virginia Marie Todos los derechos reservados