Me vi contemplándote, a lo lejos.
Era un clavo en una puerta olvidada,
luego, una vieja silla lastimada por las horas.
Pero sigo aquí,
al menos eso dicen mis huellas y su barro tenebroso,
mi sombra helada.
Aquí, cercanamente lejos,
en una ciudad que solo yo habito
cuando todos duermen
y me enseñó a ser clavo, silla,
a usar los ojos de las cosas
mientras los míos te claman
entre huéspedes y vacíos al mismo tiempo.
LRL
12-3-2021