Probé el cáliz dulce-amargo
que me ofrecía tu alma,
y en tu valle floreciente
descargué todas mis ansias.
Pasó el placer como un rayo
atravesando la clara,
tarde de lluvia y de sol,
de sonrisas y de lágrimas.
Te fuiste y quedó la alcoba
repleta de tu fragancia...
se ha quedado para siempre,
en mi casa tu fantasma.
J.M.BRAZAL