Yo, que imagino.
Yo, que deseo.
Me aferro a la letra,
Pero como el humo
me desvanezco.
Me siento un fantasma,
una figura imprecisa
similar a la duda,
al sabor del agua
o al rumor del viento,
vagando por un pasado,
desconocido, ajeno,
que solo vive
en tu memoria,
en tu cuerpo,
en otro calendario,
en otras latitudes.
Yo, que tristemente
no soy testigo.
Inducido por el sofisma
de mi transparencia,
renuncio a mi entereza
tarareando canciones
que otrora bailaste,
leyendo y llorando
lo que del polvo rescates.