En mañanas de faena;
los barcos de ronroneo,
cargan todos sus arreos
y zarpan a por la cena.
Despunta en el horizonte
un sol falto de crayolas,
hosco refleja en las olas
de la mar su rayo ardiente.
No hay cúmulos inocentes
donde el pincel orla el rosa
para tanta aurora hermosa
fondeada, en nuestras mentes.
Alboreos otoñales,
de momentos usurpados
por veranos alongados
de auroras caniculares.