Veo árboles de puntos,
Cúmulos de rosas viajando en cardúmenes,
Veo dedos golpeando el vidrio
Y siento su sonido índice, de una cuál advertencia,
de un mundo sobreño,
Tras la capa de inmensidades que nos ofrece la conciencia.
Veo al canto de las placas en hojarascas,
Veo plumas azules rozando a penas la hoja de mi costumbre, libreta que un día tuvo pelos de lobos, que llenó solo una página con sus garras.
Mojo tiza en el asfalto, con saliva por en cuanto.
Si no salto, me acaloro.
Y ya que todo lo decoro,
Tejo versos mientras tanto:
Mi almohada cuando se desdobla suena como olas del mar de mis sueños.