Despierto
sin saber si existo aun
siento el griterío de los zombis
mirando al cielo
más encapotado que nunca
Las cruces clavadas en cada puerta
el llanto de los ancianos y los niños
y el pesad umbroso aire
más contaminado que nunca
de bacterias atómicas
Las maniguetas del reloj
giran desesperadas
pierdo a amigos y desconocidos
todos entubados hasta la médula
cubiertos por una soledad que no termina
Ni termina el llanto
en cada hoja
ni termina la zozobra
y el hambre
Noticias de pasillo
otras de lengua a lengua
Que si las células de los fetos
Que si el hígado de los linchados
Que si la cremación en bultos
Ya no sé qué hacer con tantos comentarios
reales e ilícitos
pero ahí
clavados como saeta
Yo que huí de los bramidos
más tempestuosos
después de enfrentarme
a leguleyos y payasos
y quebrar mis manos
al hierro fundido
Yo que vi caer a mis hermanos
ahogarse con el moho podrido
de las humedades carcelarias
Llegar aferrada a la verdad
seguir aferrada a la verdad
al extremo de casi perder el aliento
aferrada a la verdad
Hasta un día insípido
donde cayó la venda
y me vi fuera de los condecorados
aplastada
demolida
en medio de una oscuridad
tenebrosa
llena de cursilería
pero a la moda
Hoy arrastro mi mantón de fracasos
y burlas en pleno rostro
Gente que silba
y nadie los escucha
Otros que no gritan
pero llevan la marca
que a mí no me pusieron
Metida a tiempo completo
en una casucha
de una barriada de pólvora
y silencio
de miedo insalvable
Detrás de un teclado
que no para
de lanzar salvoconductos
y verdades
que nadie lee
que nadie escucha
Para al final
ovillarme balbuceante
con la indecisión
de sí habrá luz
al otro día.